POR UN NUEVO CONTRATO SOCIAL

Por Adolfo Pérez Esquivel

   Toda sociedad es el resultado de quienes la componen, los impactos e imposiciones  de los procesos sociales, culturales y políticos  externos  afectan la vida de los pueblos y no podemos obviarlos. Los cambios producidos en las últimas décadas en el mundo son profundos y afectan al continente latinoamericano y definen en muchos casos el rumbo a seguir, somos países dependientes y en gran parte colonizados; por lo tanto sujetos a condicionamientos económicos, políticos y culturales.
  La dominación no comienza por lo económico; comienza  por lo cultural. Las ciencias y tecnologías impactan directamente en la vida e imponen conductas  que llevan a situaciones imprevistas, muchas veces lejanas a las necesidades de nuestras sociedades.
  Entre los impactos que pocas veces se tiene en cuenta y que afecta la vida de cada persona,  de las comunidades y de los  pueblos en el siglo XXI, los cambios son provocado en gran medida por los avances tecnológicos y científicos, como es “la aceleración del tiempo”  que lleva a cambios de los ritmos entre el ser humano y la naturaleza, principalmente podemos verlo en las grandes urbes que sufren los impactos mediáticos; como los medios de comunicación y transportes; la informática que ha provocado modificaciones profundas a escala mundial  y en el pensamiento filosófico y cultural y la dinámica de la vida; imponiendo la llamada “globalización”; fenómeno socio cultural y económico,  que los grandes intereses económicos y políticos  llevan ha los pueblos al “monocultivo de las mentes”, a la pérdida de las identidades, valores y pertenencia.
  Es necesario tomar conciencia de esta situación, caso contrario no se comprende donde estamos parados y hacia donde vamos.
  Un antiguo proverbio zen dice:”el pez no ve el agua porque vive en ella”,  tal vez los argentinos tengamos que aprender a vernos para saber cual es nuestra pertenencia, identidad y valores, si realmente existe la capacidad superadora y la construcción de pensamiento propio y la amplitud de compartir la vida con otros pueblos hermanos.
  La humanidad ha llegado al límite del camino de las sociedades industrializadas, sujetas al sistema capitalista y las consecuencias que provoca en las sociedades la concentración del poder económico y cultural, que llega a la agudización del desempleo, provocando las crisis económicas, exclusión social, el aumento de la  pobreza y el hambre que está llevando a la rebelión de los pueblos.
  América Latina sabe de crisis y situaciones límites, pero actualmente vemos que los mismos problemas se comienzan a ver en Europa, los     
  Estados Unidos, Grecia y los países árabes; situación que  tiende a profundizarse y que afecta a las dos terceras partes de la humanidad, como a la exclusión y el avance de la explotación de los bienes y recursos naturales, provocados por los grandes capitales dominantes  que privilegia el capital financiero sobre la vida de los pueblos.
  La FAO ha señalado en su informe, que por día mueren en el mundo más de 35 mil niños de hambre. ¿Cómo llamamos a esa situación?- La defino como un genocidio económico del cual no se habla y que las grandes potencian tratan de silenciar porque son los responsables de la misma.
  El otro escenario que es necesario tener presente son los organismos internacionales y sus estructuras, condicionadas y obsoletas que defienden sus intereses y no la de la humanidad, como la ONU que continúa con el Consejo de Seguridad y la falta de un sistema democrático, las empresas trasnacionales y sus intereses económicos y de expoliación de países con recursos y bienes naturales que viven empobrecidos.
  La Argentina ocupa un rol secundario como  país dependiente de la estructura de dominación y es necesario pensar en alternativas para el país que queremos; avanzar en ese sentido  necesitamos saber donde estamos parados a lo interno; conocer que hacemos ha nivel continental y el rol a cumplir en el escenario internacional.
  No se trata de proponer paliativos, sino de cambios profundos en el pensamiento y vida del pueblo.
  El país debe  recuperar la soberanía nacional perdida desde hace décadas, sin esa decisión política, es imposible avanzar en un país que no dispone de sus recursos naturales y energéticos, de su territorio y producción.  Avanzar con nuevos conceptos y propuestas del país que queremos es un desafío, no es imposible, pero si una ardua tarea que debe darse en el tiempo, en los campos tecnológicos y científicos que permita profundizar en las alianzas políticas y culturales,  en economías  superadoras de integración continental  hacia la construcción de nuevos paradigmas de vida, donde el pueblo se asuma como protagonista y constructor de su propia vida  y su propia  historia.
  El rol asignado a la Argentina en el sistema económico internacional, desde hace décadas fue impuesto por los centros del poder internacional, condicionando al país a la producción agropecuaria y productor de materia prima, alimentos e  insumos básicos, sin valor agregado.
  Es un país rico empobrecido,  con alto índice  de pobreza estructural y de exclusión social, como la alta  concentración poblacional en las grandes ciudades y la exclusión del interior del país, es decir la inmigración interna, provocada por la falta de créditos y condiciones de vida del pequeño y mediano productor rural, lo que lleva a la concentración de tierra en manos de terratenientes y empresas extranjeras
  Los problemas que viven los pueblos originarios sobre el derecho a sus territorios, como los campesinos, son víctimas del despojo y políticas complices de los poderes de turno.
  El sistema internacional ha determinado la asignación y roles a los países periféricos, sobre la producción y desarrollo industrial, a fin de disponer de los bienes y recursos de los pueblos
  Es un país que ha  perdido su soberanía., como fue las privatizaciones de sus empresas  Un país que no tiene control de sus industrias básicas estratégicas y no dispone de sus recursos naturales, es un país que ha perdido su soberanía. Basta tener presente la infraestructura cada vez más deteriorada y la destrucción permanente de lo existente, como el sistema ferroviario, que fuera privatizado y desarticulada la red nacional  de los medios de comunicación vial y marítimo.  Hoy el Estado  Nacional está obligado a subvencionar las empresas privadas, como el transporte aéreo, caso emblemático Aerolíneas Argentina que fuera privatizada  y saqueada y que  el gobierno se viera obligado a  re-nacionalizar sus despojos. La soberanía nacional es el primer eje a tener presente a fin de recomponer el país que queremos y no tenemos.

  La educación esa la base fundamental en la conciencia  liberadora, crítica y valores; dar a los jóvenes profesionales egresados los espacios de trabajo e integración en un proyecto de país y no la expulsión de los mismos que se ven obligados a emigrar. La Argentina es de los pocos países con educación libre y gratuita en todos sus niveles, pero adolece de una política educativa de integración nacional.
  El federalismo es necesario pero no el feudalismo de las provincias.     
  El país tiene un Ministerio Nacional de Educación, sin escuelas, lo que hace de las políticas educativas provinciales un enjambre feudal.
  La redefinición de la democracia representativa y delegativa que impide avanzar en las decisiones que necesitas de participación el pueblo y lograr propuestas superadoras en la construcción de la democracia participativa
  Una asignatura pendiente que cayó en el olvido intencionado de los dirigentes políticos, legisladores  y gobiernos hasta el momento, es la reforma constitucional del año 1994 que determina el ejercicio ciudadano de  los “referéndum y plebiscitos”, contemplados en la Constitución Nacional y que hasta la fecha, no fue votada y por lo tanto no está vigente en el ejercicio de la democracia directa del pueblo. La construcción de ciudadanía que genere nuevas alternativas sociales, culturales, educativas y políticas.
  La construcción del país que queremos depende de la capacidad de participación  ciudadana, de tener conciencia superadora de la situación actual que vive el país, saber donde estamos parados y proyectar políticas de mediano y largo plazo, sin dejar de atender la coyuntura. La integración continental es fundamental para alcanzarlo.
  El país necesita generar “un nuevo contrato social” basado en los nuevos desafíos en el país y el mundo, frente al agotamiento intelectual, político y filosófico actual y la necesidad de generar los marcos de alianzas regionales e integración continental.

PODER CONSTITUÍDO Y PODER CONSTITUYENTE

Del “Que se vayan todos” a una nueva alternativa popular

por Jorge Falcone
Miembro del Movimiento de Documentalistas y de la Organización María Claudia Falcone.

  Durante los últimos años de esta primera década del Siglo XXI se ha sostenido hasta el hartazgo que la crisis mundial es sistémica. Eso significaría que es el mismo sistema capitalista el que está en crisis.   Esto se ha discutido o puesto en duda insistentemente en varios foros económicos que intentan influir en la opinión pública.
  Los indeseables subproductos del capitalismo son el beneficio y el ahorro, por ser acumulativos. Su consigna de rigor sería "ahorro igual a inversión". La acumulación del último gran ciclo desde la II Guerra Mundial ha dado como resultado que el ahorro total (dinero en cualquier forma) supere los 600 billones de dólares. El PBI mundial anual es de sólo 60 billones de dólares. Consecuentemente, sus últimos espejismos de prosperidad han sido cada vez más importantes y más efímeros. Había que tomar una decisión: o desaparecía el dinero acumulado; o se volatilizaba el estado del bienestar, es decir, colapsaba el protagonismo del ser humano en aras del capital. Y la decisión de los incompetentes que ocupan los sillones de parlamentos y gobiernos en el mundo entero fue optar por lo segundo. Sin consumo, sin tejido empresarial, ambos quebrados por el sistema financiero, que ya sólo piensa en sí mismo - en su propia ruina, en cómo va a restituir lo que debe a sus depositantes e inversores -, el dinero excedente se ha refugiado en la penúltima frontera: la de las deudas soberanas. Los estados han seguido su ritmo de gasto a costa del ahorro internacional. El proceso, con ingresos por impuestos menguantes, es un pozo sin fondo.
  Ahora, esa ilusión también ha llegado a su fin. El poder mundial no ignora que el exceso acumulado del dinero fiduciario que el mismo ha contribuido a producir debe desaparecer. Los bloques mundiales se van estableciendo claramente: EEUU, Europa, Asia... cada uno con sus zonas de influencia monetaria. Todos estructurándose como macro estados al margen del mandato democrático. Todos tratando de devaluar antes que los contrincantes. Pero es demasiado tarde: devaluar hubiera sido solución hace años. No ahora, con la economía productiva destruida. En Europa ya han quebrado dos países: Grecia e Irlanda; los seguirán otros tres con absoluta seguridad: Portugal, Bélgica y España.   Y ahí se terminará la capacidad de soporte del Euro, sin perder la confianza de sus acreedores, los tenedores de las deudas soberanas en la moneda europea.
  Ya sólo les queda una salida: el establecimiento de dictaduras más o menos encubiertas, el control de la población mediante el miedo a las pestes, al desempleo y al hambre; y mediante una represión creciente hasta convertirse en brutal. Al final del camino de la degradación, sólo quedará una última alternativa donde quemar el exceso de dinero fiduciario: La guerra.
  Es de suponer pues que si al Imperio le toca morir lo hará matando. Y ahí lo tenemos, pactando alternativas continuistas en plena crisis de los países árabes, bombardeando Libia con los aviones de la OTAN, u hostigando el Caribe con el Plan Colombia en base a una prédica que por sostenida aún cala en vastos sectores de la opinión pública mundial, sobre todo en los países centrales: Sostener la existencia de un Eje del Mal para encubrir el afán rapaz de saquear los últimos recursos naturales del planeta al que su sistema viene devastando.
  Difícilmente Hollywood consiga alguna vez emular la magnitud del golpe de mano perpetrado por EEUU el 1° de Mayo de 2011 para fusilar sumariamente al líder de Al Qaeda en las proximidades de Islamabad, hecho del que es posible inferir algunas conclusiones inquietantes: 1) El escaso margen político que ofrece el capitalismo salvaje para que un presidente norteamericano negro y demócrata juegue a ser progresista; 2) el penoso desempeño de una comunidad internacional que acepta dócilmente la lógica de un director de la CIA que legitima la tortura a nivel planetario; y 3) la inadmisible ironía de que el mismo imperio que en 1975 difundió en tapa de la revista Life la foto de un marine yanqui posando la bota sobre la cabeza decapitada de un arrocero vietnamita, o la reciente filtración a Internet de la imagen sonriente de la conscripto Lindie England divirtiéndose junto a su novio con un prisionero musulmán aterrorizado por perros de policía en la cárcel de Guantánamo… de buenas a primeras tenga en cuenta la sensibilidad de la opinión pública mundial y le evite apreciar el cadáver de un ex socio con un tiro en el ojo izquierdo, por cierto mucho menos truculento que los que acostumbra apilar putrefactos desde Haití o Sudáfrica la pantalla de CNN.
Arenas calientes
  Un efecto positivo de la globalización tecnológica es el que permite a buena parte de la humanidad - aún aquellas comunidades culturalmente más endógenas - tomar nota de cómo se las arreglan pueblos hermanos para conquistar cuotas crecientes de bienestar. La crisis desatada hacia principios de 2011 en el mundo árabe hoy encuentra a Egipto celebrando la caída del dictador Mubarak y expectante de una transición que Occidente aspira a que sea "ordenada", con todo lo que significa esa palabra.
  Circunstancias similares produjeron disturbios, heridos y detenidos en las protestas de Argel, y el decreto de Estado de Sitio en la capital ante la celebración de la mayor manifestación producida en muchos años. Las protestas en dicho país exigieron cambios en el régimen del presidente Abdelaziz Buteflika.
  Como lo señalara oportunamente Fidel Castro, a diferencia de lo ocurrido en los casos consignados, o en Túnez y Yemen, Libia ocupa el primer lugar en el Índice de Desarrollo Humano de África y tiene la más alta esperanza de vida del Continente. La educación y la salud reciben especial atención del Estado. El nivel cultural de su población es sin dudas más alto.  Sus problemas son de otro carácter. La población no carecía de alimentos y servicios sociales indispensables. El país requería abundante fuerza de trabajo extranjera para llevar a cabo ambiciosos planes de producción y desarrollo social.  
  Por ello suministraba empleo a cientos de miles de trabajadores egipcios, tunecinos, chinos y de otras nacionalidades. Disponía de enormes ingresos y reservas en divisas convertibles depositadas en los bancos de los países ricos, con las cuales adquirían bienes de consumo e incluso, armas sofisticadas que precisamente le suministraban los mismos países que hoy la invaden en nombre de los derechos humanos. 
  La colosal campaña de mentiras, desatada por los medios masivos de información, dio lugar a una gran confusión en la opinión pública mundial. Pasará tiempo antes de que pueda reconstruirse lo que realmente ha ocurrido en Libia, y separar los hechos reales de los falsos que se han divulgado. Por lo cual, en su inocultable lucha por rapiñar cada reserva petrolera del planeta, de momento el Imperio viene cubriendo con la figura de Muammar Ghadaffi el rol demoníaco que dejaran vacante Saddam y Bin Laden.

El Mayo Español
  “Ha llegado el momento de abrir la caja de Pandora: y ahora solo resta que os vayáis y dejéis el campo libre para que podamos hacer las cosas bien, con la participación de todos y con la hermosa bandera de la Democracia Real izada en nuestros pabellones. No lo pongáis difícil empecinados en vuestra arrogancia. Idos a casa, politiquillos. Idos ahora cuando todavía os cabe el honor de la retirada silenciosa. Después no habrá tiempo y será muy doloroso. Estáis despedidos. Sin 45 días. Ni paro”.
                                 Manifiesto de los acampados en la Puerta del Sol

  El modelo neoliberal acuñado durante la pasada década por los países centrales y exportado como panacea a los periféricos comienza a hacer agua en impensadas latitudes donde hasta ahora se disfrutaba de los recursos expoliados a pueblos que afortunadamente nos desembarazamos antes de semejante yugo.
  El 15-M con sus mini organizaciones, mini comités, y concejos, en fin, lo que los sociólogos llaman “articulación orgánica de las demandas públicas” hizo su entrada en la escena, madrileña primero, española después.
  Movimientos políticos no alineados con los partidos tradicionales como los que adquirieran visibilidad en nuestro país tras la crisis de 2001 son absolutamente necesarios para la revitalización de la política. En ese sentido parece ocurrir en la política lo mismo que con las religiones: Estas últimas caen, cada cierto tiempo, en el seguimiento de la simple letra más no del espíritu del texto sagrado, o en el rito desprovisto de sentido.
  No se sabe si el M15 llevará a algún cisma político. Lo que sí se sabe es que con su sola presencia ha hecho vibrar a la política española y europea como no había ocurrido desde hace mucho tiempo. Y eso sólo puede ser bueno, si se tiene en cuenta que una política cierta necesita mucho más del disenso que del pensamiento único.

Tropiezos hacia el alba de Nuestra América
  La primer década del Siglo XXI abunda en lecciones de las que sacar partido en Nuestra América. La hora de los pueblos que viene experimentando la región se vio parcialmente empañada por arteros intentos del Imperio destinados a no perder el control de su patio trasero: Acaso el ejemplo más flagrante haya sido el golpe de mano que puso fin al mandato democrático del presidente Zelaya en Honduras. A continuación Ecuador también viviría una intentona policial alimentada por la CIA, que afortunadamente no consiguió abortar el proceso que encabeza el presidente Correa.
  Posibles razones de Estado atentas a mantener el equilibrio regional han venido limitando últimamente el liderazgo continental que alguna vez ensayara la Revolución Bolivariana, y en su propio seno – al unísono con la comunidad internacional – ha causado verdadero desconcierto la decisión del presidente Chávez – hoy protagonista de un impensado acuerdo con el presidente colombiano – de repatriar a Bogotá a presuntos miembros de las FARC y del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
  El presidente Evo Morales, por su parte, inauguró 2011 derogando el decreto que provocó el alza de los precios de la gasolina y el diesel. La medida fue tomada al término de una reunión con su gabinete, sindicatos y organizaciones sociales en La Paz, un día después de una violenta jornada de protesta de sectores sociales.
  Afortunadamente, estas marchas y contramarchas en los procesos populares en curso también incluyen iniciativas auspiciosas como la de Unasur formulando estrategias para proteger los recursos naturales de la región, lo cual demuestra a las claras que los latinoamericanos no la tenemos fácil… ni aflojamos.

¿En Argentina gobiernan los indignados?
 “El cuestionamiento del modelo de Estado en varios países, con la creación de Asambleas Constituyentes, ha permitido la entrada en escena de sectores históricamente ignorados como el campesinado y la población indígena”
                                        Roberto Montoya (periódico Miradas al Sur)

  La lidia electoral en curso no ha conseguido disimular una flagrante crisis del modelo sindical sostenido por el oficialismo ni las grietas que produce este sistema rentista aún entre los sectores político-sociales dispuestos a acompañar un proceso destinado a sostener el statu quo apelando a un discurso pretendidamente progresista.
  La falacia mediática que propone un ejecutivo capaz de interpretar el clamor alzado en 2001 contra la vieja política es incapaz de sostenerse ante la más mínima revisión de las numerosas luchas reprimidas y silenciadas en circunstancias y latitudes donde no llega el canto de sirena de los “derechos humanos”, allí adonde incluso la TV Pública mira para otro lado:
  Poco después de la llegada de la Gendarmería al prolongado acampe de la comunidad Qom La Primavera, un grupo de integrantes de La Cámpora se hizo presente en el lugar con la supuesta tarea de supervisar el levantamiento del campamento y la partida a Formosa de la mayoría de los rebeldes. La muchachada oficialista, que jamás estuvo durante los 5 meses del acampe, no aportó siquiera una botella de agua, estuvo allí solamente para respaldar el desalojo. Permaneció mirando desde la vereda de enfrente. Lo que también supone un posicionamiento ideológico.
  La población de Desaguadero mantiene bloqueada las fronteras entre Bolivia y Perú. Se opone a la explotación minera de los cerro Santa Ana y Khapia, dados en concesión a una empresa canadiense por parte del gobierno del Alan García.
  Hace muy poco atacaron e hirieron en  Santiago del Estero a Franco Damián Campos, líder territorial de envergadura, metalúrgico, músico, poeta y compañero de socióloga rural que fuera amenazada por los corruptos del ex PSA hoy Agricultura Familiar.
  La CCC y la Unión Campesina acamparon en la rotonda de acceso a Castelli, Chaco. Representantes de los Qom, los Wichi y Criollos  habían marchado 52 Km. en 2 columnas (una desde  Villa Río Bermejito y otra desde Miraflores) reclamando tierra, apoyo a la producción, mejores condiciones de vida, justicia y repudiando el convenio de entrega de 220 mil hectáreas de tierras fiscales para la explotación de Árabes Sauditas, firmada por el gobernador.
  Trabajadores/as de prensa de Mendoza también marcharon en defensa de la dignidad laboral y la vigencia del Convenio Colectivo de Trabajo 17/75, asimismo denunciaron que el Sindicato es conducido “a espaldas de los periodistas, violando todos los procedimientos legales y de participación”.
  La Gendarmería desalojó por la fuerza los piquetes de ADOSAC previa intimación a que se retiren. Mientras el Secretario General de la entidad, estuvo en Buenos Aires intentando promover una reunión con el Ministro de Educación Eduardo Sileoni y el Ministro de Trabajo Carlos Tomada, sin éxito. El conflicto lleva más de un mes.
La Asociación de Docentes de Chubut (ATECH) declaró el estado de alerta y asambleas escolares con mandato de paro. El mismo día se realizó una importante manifestación en Rawson y se presentó petitorio a la ministra de educación provincial.
  22 obreros rurales del Alto Valle de Río Negro llevaron a cabo una huelga de hambre seca en Plaza de Mayo, en denuncia de las Aseguradoras de Riesgo de Trabajo (ART), que nos les reconocen los porcentajes de incapacidad adecuados a los numerosos accidentes que se producen. Muchos trabajadores pierden la vista o algún ojo por clavarse ramas y sufren caídas de las escaleras con fracturas. Así mismo denunciaron la inacción de UATRE, y obtuvieron un triunfo luchando al margen de su burocracia sindical.
  Una asamblea popular cortó la ruta 3 que comunica Caleta Olivia con Comodoro Rivadavia. La medida se tomó luego de que el conflicto docente cumpliese 40 días lapso durante el cual el gobierno dio muestras de su inoperancia para resolverlo. La asamblea emitió un documento en el que reclama: "la presencia del gobernador de la provincia en forma urgente para que contribuya a resolver los graves conflictos permanentes que afectan la paz social de nuestra comunidad y su zona de influencia" y "la no militarización de la Provincia de Santa Cruz con la presencia de la Gendarmería".
  Este puñado de acontecimientos literalmente desaparecidos de los medios de comunicación - oficialistas y opositores - da cuenta palmariamente de que si en nuestro país hay “indignados” (como en España) no están precisamente en la Casa Rosada. Y que el “modelo nacional y popular” cacareado hasta el hartazgo por la militancia oficialista, cuanto menos atrasa años luz respecto a las experiencias de democracia social y participativa que se llevan a cabo en el continente, allí donde existen Asambleas Constituyentes capaces de dar voz y voto a los invisibles de la Historia, experiencias todas que debieran servirnos de ejemplo.

Conclusión: Clientela electoral o pueblo en rebeldía
   “El capitalismo es un antagonista irredimible de la verdadera democracia”
                                                                        Rosa Luxemburgo

  En la Argentina actual ni la izquierda estatal ni la opositora debaten ya el poder. Más bien se vive lo que Néstor Kohan define como el Síndrome de la Efemérides Permanente. Valdría la pena – por ende – cuestionarse qué hacer mientras las masas estén en reflujo.
  Vicente Zito Lema sostiene que las derrotas nos cuelgan una mochila por varias generaciones. Acaso sea hora de que demos cuenta de la misma y en vez de seguir ocupándonos de qué falló durante la última ofensiva popular busquemos aunar con grandeza las incontables luchas en curso de las que aquí se consignó apenas una ínfima muestra, respetando celosamente una diversidad de miradas que más que divorciar nutre.
  Los nacionalistas revolucionarios que militamos en espacios extraparlamentarios y autónomos y no adscribimos a la lógica electoral vigente creemos que se deberá buscar al nuevo sujeto social de un cambio en la confluencia del sindicalismo de base y los numerosos movimientos sociales excluidos por el modelo. Este sistema agónico buscará sobrevivir saqueando nuestros recursos, por esa misma causa hoy la emancipación no consiste en despojarse apenas de un yugo colonial sino de conjurar globalmente una crisis civilizatoria que pone en riesgo la continuidad de nuestra especie. Ante el poder constituido entonces, hay que construir el poder constituyente.-

DICEN EN MI PUEBLO…

por Jenny Lujan
Miembro de la Asamblea de Chilecito y Famatina
“El tiempo que los imperialistas colonizadores
 han tardado en apropiarse del mundo
 nos ha permitido una demora que ha hecho posible
hallazgos más vitales, que nos permitirán subsistir en la libertad.
En el fin de la ilusión del poder,
a ellos los espera la tristeza, donde desaparecerán.
Porque la mecánica del mundo es para la alegría.
 Ellos nunca podrán modificar esa mecánica,
ni con las manos, ni con el pensamiento”.
Daniel Moyano “Tres golpes de Timbal”

  Dicen en mi pueblo que en las noches en que el viento zonda hace rugir su bravura, se escucha el tropel de los guanacos por el Rio Capayán y allá a lo lejos,  suena como un trueno el grito corajudo y valiente del Cacique Coronilla que reclama justicia para su pueblo diaguita exterminado en el Valle del Famatina por la codicia del atroz colonizador  español.
  
  Valle del Famatina generoso con su gente que por siglos nos ha alimentado con los frutos de un suelo fértil regado por las aguas cristalinas de vertientes y deshielos del macizo cordón montañoso. Furor colonizador hambriento de sangre, odio y codicia que ha exterminado a los antiguos pobladores de este territorio, hoy se presenta disfrazado de progreso y desarrollo sustentable tomado de la mano de una minería extractivista, saqueadora y contaminante. ¿Que paso con los antiguos pobladores del Valle del Famatina? ¿Adonde están  los cacanes, los diaguitas, los capayanes que vivieron en estas tierras? De su memoria solo quedan formas de barro, hechuras de piedra donde estamparon su inocencia, un dios de sol y de lluvia resquebrajándose en la sequía del bárbaro blanco colonizador.
  Olor a muerte trae el gringo colonizador con sus pestes y ruinas del mal vivir. Ellos se alimentan de la sangre y el trabajo a destajo de nuestro pueblo, caminan con la soberbia de quien nada le debe a nadie.
  El shopping empresarial y gubernamental despliega su propaganda y coloca en sus góndolas de manera enlatada a la tierra, el agua, el aire, la flora, la fauna,  la vida y la dignidad de quienes habitamos orgullosamente estos suelos. Suelos  que, según el capital, no tienen otro valor más que el de la destrucción de sus cerros para sacar de las entrañas metales que seguirán alimentando la voracidad del dragón chino y los países llamados desarrollados. Países altamente industrializados que han agotado sus recursos naturales y no están dispuestos a abandonar las formas de vida de derroche propiciado por el modelo capitalista de consumo y desarrollo que solo acepta al dios dinero como supremo. Ahora poco les queda y, como hace 519 años, arremeten en los países por ellos mismos empobrecidos, profundamente endeudados con deudas ilegitimas e ilegales. Vienen por nuestras tierras, nuestra agua, nuestros conocimientos ancestrales, nuestros minerales, nuestro petróleo, nuestra biodiversidad, por los bienes comunes a todas y todos los que habitamos este territorio.
  No tienen límites para conseguir lo que quieren. Crean guerras, invaden países, siembran muerte y desolación en nombre de un falso desarrollo colocando al mundo al borde del colapso ante una crisis que trasciende lo económico y nos enfrenta con la destrucción de la pachamama. Acentuando la crisis social que genera más hambre y miseria, desplazamientos de pueblos enteros por los desastres ambientales y las guerras, criminalización de la protesta social, militarización de los territorios, ampliando las desigualdades a un nivel ya intolerable.
  Hace mas de 100 años se llevaron a Europa el oro, la plata y el cobre concentrados en las entrañas de nuestro cerro Famatina. Cientos de pobladores murieron en la mina La Mejicana. Cuando nada mas podían sacar, se fueron dejando pobreza, enfermedades, prostíbulos, viudas y huérfanos, minas no remediadas, aguas contaminadas y un monumento al saqueo: el Cable Carril.
  Hoy vuelven con espejitos de colores a cambio de destrucción. Ya no quedan minerales concentrados, están dispersos. Hay que dinamitar la montaña para extraerlos. No importa, hoy existen métodos perversos para lograr ese fin y están dispuestos a hacerlo. Usan miles de toneladas de explosivos para derribar la montaña y triturarla al tamaño de harina, utilizan muchísima energía eléctrica, cientos de toneladas de sopas químicas y millones de litros de agua por día. Agua, que escasea en la Rioja. Agua, bendita agua que apenas alcanza para regar nuestros sembradíos y nos endiabla el alma en la chayita riojana despojándonos de las penas y la pobreza a la que nos someten los malos gobiernos.
  Pero el poder es una ilusión monstruosa, dijo Moyano, que interrumpe las relaciones naturales entre las estrellas, los animales, las plantas y nosotros. Los que tienen ese poder imponen esa ilusión matando, de otra manera no podrían conservarlo. Los opresores se apropian de las palabras para escribir una historia mentirosa como una especie de siembra de la dominación, pero a esa dominación nosotros oponemos nuestra verdad.
  Nuestra vida transcurría en armonía. Pueblos pequeños al pie del cerro donde nacimos, criamos a nuestros hijos y enterramos a nuestros antepasados. El agua que baja de los cerros es nuestro tesoro preciado. El Famatina nos da vida, identidad y nos hace orgullosamente riojanos. Celebramos nuestra religiosidad en franco sincretismo con la herencia ancestral que desde lo más profundo de los siglos celebra a los dioses del universo. Festejamos y honramos la vida con nuestras danzas y canciones, esas que se escuchan a lo lejos y atraen a la lluvia, las buenas cosechas y ahuyenta a los malos espíritus.
  En la cotidianeidad de nuestras vidas irrumpe amenazante la presencia de empresas mineras transnacionales. ¿Quiénes son? ¿Qué viene a hacer? ¿Qué quieren de nosotros? No tardamos en averiguar que solo pretendían destrucción. Los hermanos catamarqueños y sanjuaninos mostraron la impiadosa realidad del modelo de desarrollo que trae la minería. Entraron a nuestras tierras prometiendo desarrollo pero sólo aumentaron las desigualdades y profundizaron la miseria. La miseria económica, pero también la miseria moral y política. Prometieron empleos y sólo repartieron ‘becas’ y ‘planes’. Prometieron ‘dignidad’ y repartieron bajezas. La codicia degradó la tierra y las almas. Infectó los suelos y los sueños. Las primeras voladuras arrasaron el paisaje, la belleza de nuestra tierra y el candor de nuestra gente. Las aguaditas y los ríos se secaron y los cardones ya no florecen. Los zorros andan por ahí pelados, como los cerros; ya no se ven majaditas en sus faldeos. Catamarca ya no es la misma.   
  Ciertamente la minería la ha cambiado. La ha transformado profundamente. A tanta riqueza superficial, tanta pobreza existencial. Miseria cultural, de las almas denigradas. Pero también miseria material, de la tierra devastada, del agua ensuciada y los cuerpos expropiados, como nos cuenta Lacho Machado. Pronto nos organizamos. No queremos minería, no queremos mas saqueo. No queremos que otros decidan por nosotros. Queremos ejercer autodeterminación. Rechazamos toda organización vertical, la asamblea es el espacio de participación y de prácticas de autonomía. Movilizaciones, encuentros de los pueblos, jornadas interminables de debate. Esquinas, plazas y calles se transformaron en un cabildeo. Recuperamos nuestra palabra para decirnos y contarnos, para decidirnos. Cortamos rutas y calles. Echamos a Barrick Gold del Famatina, nos informamos e informábamos. Aprendimos enredados con otras asambleas y movimientos sociales.
  Nuestra lucha por el territorio, luego de cinco años, sigue con la fuerza y la firmeza de cuando comenzamos. La resistencia contra el saqueo de los bienes comunes y destrucción de nuestros pueblos, crece más allá de las negociaciones de los gobernantes y las contiendas electorales.
  Las Asambleas Ciudadanas Riojanas se esparcen por el territorio como el agua del Famatina y son los pobladores, en especial los jóvenes, quienes con coraje toman el grito del cacique Coronilla en un imparable ¡Basta!
  Mientras tanto, continúa la campaña de descalificación, espionaje, persecución y criminalización a l@s asambleístas. Judicializan la protesta social y avanzan con la construcción de la infraestructura que como venas abiertas profundizará el sangrado de nuestros bienes.   
  Compran conciencias, medios de comunicación y con el clientelismo empresarial y gubernamental corrompen a las instituciones estatales que pronto se transforman en serviles protectores y lobistas mineros.   
  Nada ni nadie los para, instauran verdaderas dictaduras en los territorios por ellos arrasados.
  Caminamos  las escuelas, los barrios, los pueblos. Todo espacio es importante en tanto circulo de cultura para decirnos y decidirnos. Nuestras principales herramientas son la palabra y la verdad. Nos enredamos con otros movimientos sociales de toda Latinoamérica.  
  Tenemos en claro que uniendo nuestras voces  de resistencias lograremos construir ese otro país. El que nos merecemos, el de la igualdad. Generamos una contracultura a la capitalista.
  Nuestro horizonte es la construcción de un mundo en el que podamos vivir con dignidad, en armonía con la naturaleza, en solidaridad y reciprocidad con nuestros pueblos. Un país y una Latinoamérica con soberanía alimentaria, con una democracia participativa y real, rechazando las confortables rutinas mercantiles de esta democracia de mercado y sus rituales electorales y mediáticos.
   En esta construcción del poder popular, denunciamos, nos encontramos y desencontramos, nos cansamos y desalentamos. Pero aquí estamos, en resistencia y con alegría porque somos dignidad rebelde, una barrera humana que junto a los cóndores andinos hacemos territorio. Nuestro territorio.

La Rioja, septiembre de 2011




EL GRAN TEMA DE LA SOBERANIA NACIONAL

Por Jorge Eduardo Rulli 


Un dicho popular afirma que el árbol puede llegarnos a tapar el bosque. Pues, lo mismo suele ocurrir, cuando ejercitamos el pensamiento político. Por ejemplo, cuando centralizamos la mirada tan solo en la distribución de la riqueza, más precisamente en la brecha existente entre pobres y ricos, resulta presumible que nuestra sensibilidad se conmueva, que se despierte un natural espíritu de justicia y que, como consecuencia, nos distraigamos acerca de esa gestalt, esas relaciones globales de las nuevas dependencias, que son la causa misma de esa injusta distribución de la riqueza. Me refiero al modelo transcolonial en que esa brecha de iniquidad se produce, se instala y justifica. Si tan sólo enfatizamos esa iniquidad y nos distraemos de considerar el hecho colonial en que sucede, tal como suele ocurrir en muchos discursos tanto de izquierda como de derechas, nos preguntamos: ¿qué es lo que se está intentando inducir sino la posibilidad de que se socialice el modelo de la dependencia, distribuyendo tal vez con mayor equidad los frutos amargos del nuevo colonialismo? Por supuesto que, si algunos lo expresaran con esa claridad, se convertiría sencillamente en una propuesta obscena… entonces, y en esos casos, tan sólo se lo sugiere, se lo encubre con falsos arrebatos de radicalidad, y se crean las condiciones para provocar en el oyente el falso razonamiento que consiste sencillamente, en  que el árbol no nos permita ver el bosque…

¿Y por qué razón no quieren que veamos el bosque? ¿Por qué razón se resaltan muchas veces hasta con  contumacia los problemas puntuales, en especial aquellos que comprometen nuestra conciencia solidaria o justiciera, y se esfuerzan para que no veamos el contexto de los modelos de la dependencia? Son muchas las respuestas posibles. Generalmente, y llevado por una inclinación a la comunicación social y a la formación de conciencia en aquellos con los que dialogo, apelo al argumento que presupone desconocimiento y visiones antiguas que dificultan la comprensión de las nuevas relaciones de dominio corporativo en el mundo globalizado. Esto me ha conducido a situaciones fastidiosas, ya que facilito el gambito fácil por izquierda de los que  pretenden ver un exceso de ingenuidad, donde solo existe un recurso dialógico que, presupongo útil. Pero, lo más extraño me ocurrió hace no mucho tiempo, cuando en el despacho de un alto funcionario del gobierno, y exponiendo yo los alcances genocidas de las actuales prácticas de la agricultura industrial y de los impactos de los venenos químicos que la acompañan, a la vez que tratando de atenuar toda susceptibilidad en el otro, con la presunción de ignorancia en los más altos niveles decisorios, se me interrumpió la exposición, diciéndome enfáticamente: “UD está equivocado, no es que no lo sepan, sencillamente, son cómplices….” Desde ya que estas situaciones que expresan extrema lucidez y a la vez un extremo cinismo, solo pueden darse en este tipo de gobiernos populistas y desarrollistas, gobiernos que se nutren de viejos cuadros revolucionarios, devenidos por imperio de la edad y del pragmatismo, en mecanismos funcionales a las políticas del crecimiento corporativo.

De hecho, reconozcamos que, la conciencia culposa que puedan tener los decisores no hace la diferencia. El modelo de exportación de commodities, o sea de producciones sin valor agregado o con valor agregado cuando ese valor es la producción de Biocombustibles, además, con un precio fijado en el mercado de Chicago, es el esquema básico de nuestra actual dependencia. Luego se añadió a ello la biotecnología y el sistema de los Agronegocios que además de configurarnos como un país laboratorio para la liberación de semillas transgénicas, desarraigó del suelo a las poblaciones y nos enfrentó a un incierto destino de megalopolización y tugurización en los nuevos e inmensos conurbanos. Todo lo demás, tal como la minería o las implantaciones forestales para pasta de papel, son consecuencia de este esquema básico que se constituyó sobre la determinación política de extraer materias primas y producir commodities para exportar a los nuevos mercados globalizados. Minería a cielo abierto con cianuro, monocultivos de árboles o el desierto verde de la Soja, extranjerización de la tierra, expulsión de campesinos, remates de campos de pequeños agricultores endeudados, concentración de la ganadería en corrales de engorde o sobrepastoreo en las tierras marginales, destinar la agricultura para alimentar los automóviles europeos, falta de derechos laborales en las nuevas áreas de servicios, crisis de viviendas para los migrantes internos expulsados de sus lugares de origen, cambio de los hábitos alimentarios e ingesta generalizada de comida chatarra, descenso impresionante de los sistemas inmunitarios de la población y enfermedades generalizadas, depreciación de la educación reducida a dar comida en las escuelas a una niñez con hambre, etc. No obstante, una y otra vez, se insiste en combatir las consecuencias y se oculta y naturaliza el origen de todos esos males: la pérdida de Soberanía Alimentaria y aún más todavía, la falta de Soberanía, por ausencia de un proyecto Nacional y en especial, por haber aceptado un rol dependiente de las necesidades de los mercados globales y de las Corporaciones transnacionales.

Si consideramos que estamos a caballo entre dos paradigmas del pensamiento y que al común y en general a la generación apropiada del poder político que no sobrepasa nunca los 60 años y que se reproduce ahora a través de la Cámpora, en una generación joven y a la vez vieja hecha a su medida, le cuesta dejar atrás las miradas y los imaginarios propios de los años setenta y las categorías de la izquierda clásica, resulta con mayor razón carente de sentido indagar complicidades conscientes, cuando los hechos y las consecuencias del nuevo colonialismo transnacional resultan estruendosos. De hecho, existe un universo del discurso en que muchos son seducidos, y en que podemos advertir algunas aristas emancipatorias  y una preocupación por los derechos humanos en particular del pasado, pero por otra parte, existe también, una creciente consolidación de los modelos de la dependencia fijados en la etapa del neoliberalismo, o sea en los años noventa. Ser capaces de diferenciar ambos universos y priorizar la capacidad de visualizar el bosque o sea, de mantener una mirada que no pierda la conciencia del conjunto y en especial del modelo productivo establecido; y no me refiero de manera alguna a una abstracta mención del Capitalismo que, resulta común y suele ser parte de las excusas para tapar el bosque... Me refiero a ser capaces de mantener la mirada en el conjunto sin perder la fuerza, la ética y la ternura que nos proporciona el caso singular, el caso de lo local y de lo pequeño que siempre es hermoso, de aquello que nos permite arraigar en un proyecto dado a nuestra escala humana y en un suelo dado... Ser capaces de armonizar ambas escalas, ambas miradas, ambos compromisos y ambas conciencias, sin dejar de tener presente el gran tema de la Soberanía y de la Liberación Nacional, es el gran desafío de lo revolucionario en épocas de globalización.
JORGE EDUARDO RULLI
OCTUBRE DE 2011


LA IZQUIERDA QUE NECESITAMOS PARA EL PAÍS QUE QUEREMOS

por Miguel MazzeoEscritor, docente universitario y militante del Frente Popular Darío Santillán.
   
   Es imposible que el deseo no interfiera a la hora de imaginar el futuro, sobre todo si se lo imagina desde el presente de una praxis militante que, aunque modesta y acotada, pretenda alterar radicalmente un orden injusto caracterizado por la desigualdad económica, social, política y cultural; un orden signado por la dominación y la explotación de las clases subalternas y oprimidas.
  Esa praxis, obviamente inserta en la lucha de clases, es la que hace posible la representación y la expectación de un futuro mejor, exhibiendo –aquí y ahora– algunos indicios alentadores. Esa praxis instituye nada más y nada menos que la posibilidad de que los y las “de abajo” generen una perspectiva de poder propia y asuman el compromiso de dirigir la Nación. Digamos, entonces, que esa praxis es una especie de sol vespertino repleto de colores inexplorados. Blas Pascal, fiel a la figura tal vez más pródiga a la hora de asumir una fe, decía: “consuélate, no me buscarías, si no me hubieras encontrado”.
  Partiendo de esta premisa, nos proponemos delinear algunas características del camino que pueda llevar a una resignificación del socialismo en clave radical y de los medios políticos más funcionales para construirlo. Es decir, vamos a proponer algunos ejes concernientes a la izquierda “política” (algo así como un “frente político plebeyo”) que –nos parece– necesitamos de cara a un proceso de superación auto-conciente de la mercancía como principal mediadora de las relaciones sociales; pero sin dejar de destacar, al mismo tiempo, la gravitación efectiva de una izquierda policroma, “social”, “cultural”, etc., que aún no logra coagular en una síntesis nueva (y por lo tanto irreductible a sus fuentes), que tiene lógicas dificultades a la hora de darse unos correlatos políticos significativos y unas expresiones institucionales que estén en consonancia con su real inserción, su influencia  y sus potencialidades.

  Necesitamos una izquierda que no promueva instituciones y prácticas simétricas a las del capital, que no reproduzca las prácticas burguesas y las ideologías productivistas, que esté dispuesta a recuperar las formas del saber plebeyo situadas por fuera de la modernidad iluminista y la racionalidad instrumental, que no nazca de la certeza de atesorar una verdad inmutable o una novedad radical, sino de la voluntad de conservar y multiplicar las potencialidades políticas de las organizaciones populares y los movimientos sociales. Esto es: la función que debería ejercer esta fuerza política es la de   “potenciar” las instancias de autogestión y autoorganización de las clases subalternas y oprimidas, abjurando de toda pretensión tendiente a expresarlas de antemano y no atribuyéndose unilateralmente su representación. La función potenciadora, que en algunos casos puede ser “iniciadora”, se malogra irremediablemente cuando se la utiliza para reclamar el derecho de constituir una elite política experta. Este tipo de elites, indefectiblemente, se dedican a  atemperar el deseo de las bases.
  Necesitamos una izquierda que reinvente la política como praxis revolucionaria; que no la conciba como gestión de lo que es y de lo que está (como mera administración progresista del ciclo económico) o como la ejecución de la doctrina y el dogma. Una fuerza política revolucionaria debe inspirarse en  guiones laxos, sin patrones ni métodos inflexibles, y debe reclamar siempre el derecho a la experimentación colectiva y auto-gestora de nuevas formas de conocimiento, organización, lucha y vida.
  Necesitamos una izquierda que no coloque al Estado en el horizonte del pensar-hacer la política, que reserve ese sitial para otra cosa: algo cercano a la comunidad solidaria e igualitaria. Desde este emplazamiento, estará en situación de desestimar de plano la idea de que los cambios radicales vienen indefectiblemente desde arriba. Al mismo tiempo estará predispuesta a librar batallas por incidir en todo ámbito que pueda contribuir a la plenitud popular, con la certeza de que esas incursiones, sólo servirán si se cuenta con una territorialidad propia (y hablamos de territorio en el sentido más extenso y complejo del concepto). Aunque se sustenten formulaciones dizque revolucionarias, negarse a la disputa por esos ámbitos puede conducir a la naturalización del poder hegemónico, puede llevar a la cancelación principista e ingenua de un conjunto de praxis que también pueden ser (o devenir) contra-hegemónicas o que, sencillamente, pueden servir para obtener avances democráticos. Una revolución integral se distingue por su irreductibilidad al control del poder estatal, pero no por eso soslaya esta cuestión. El cambio social reclama de fuerzas capaces de desarrollar un modelo de construcción político-social –un modelo de disputa por el poder– que se distinga por combinar arraigo territorial con acumulación y multiplicación, sin desechar las maniobras por líneas interiores y los ataques convergentes. 
  Necesitamos una izquierda que desconfíe de los caminos sin trampas (el riesgo es inevitable) y que adquiera plena conciencia de que las derrotas o las victorias fraudulentas pueden ocurrir tanto en el “arriba” como en el “abajo”. Lo que significa que se puede colaborar con ellas reivindicado totalidades o fragmentos; partiendo de valores relacionados con lo contingente, coyuntural y  “táctico”; o de valores relacionados con lo absoluto, lo eterno y lo “estratégico”. La política de superestructuras (política reducida a los formatos institucionales o a los esquemas de poder y aparato) y el basismo; son dos auto-limitaciones  que terminan siendo fatales para las organizaciones y movimientos populares.    
  Necesitamos una izquierda que asuma que el cambio social, el socialismo, la  sociedad autorregulada, deben prefigurarse en cada construcción y en cada lucha, esto es: hacer de las construcciones y luchas de las clases subalternas y oprimidas laboratorios de experimentación y movimientos preparatorios de nuevas relaciones sociales. Las construcciones prefigurativas, cotidianas, muchas veces leves y difusas –sobre todo en las periferias urbanas–, son  estratégicas por diferentes motivos: 1) porque concretan en el presente “desigual y combinado” una porción del futuro de justicia, igualdad y autodeterminación bajo las forma de una sociedad paralela, un contra-estado o un poder dual, convirtiéndose así en escuelas de rebelión pero también de institucionalidad alternativa y superadora; 2) porque hacen representable ese futuro para las clases subalternas y oprimidas, les permiten “ir por más”, y asumir el rol de protagonistas de la historia; 3) porque, si evitan caer en el culto del aislamiento, si se niegan los “tratados de paz” con el sistema hegemónico, poseen una formidable capacidad de articularse con distintas formas de resistencia y lucha (y de producir saltos políticos cualitativos, es decir, saltos en la conciencia, en los objetivos y en los métodos). Además de esta dimensión “prefigurativa”, consideramos que debería sumar otra de tipo “performativo”: que su verbo sea perturbador porque realiza la acción en la misma enunciación. El carácter performativo es un buen antídoto contra la burocracia y el apoltronamiento. Resultan aberrantes las izquierdas “cortesanas”, lánguidas y satélites.
  Necesitamos una izquierda que rechace el sustitucionismo y el instrumentalismo que conspiran contra el desarrollo de una perspectiva política en el seno de las clases subalternas y oprimidas y contra las subjetividades militantes orientadas a la autodeterminación. Es imprescindible la apuesta al trabajo paciente y constante tendiente a romper la escisión entre dirigentes y dirigidos, entre expertos y legos; es más, consideramos que esta faena obstinada tiene que ser uno de sus atributos determinantes.
  Necesitamos una izquierda antisectaria, reacia a toda situación de ensimismamiento, alejada de toda práctica que deteriore la solidaridad entre los de abajo y del “narcisismo de la pequeña diferencia” del que hablaba Sigmund Freud. La atención puesta en las rencillas menores es un síntoma inequívoco de estancamiento. Una fuerza política que pretenda impulsar cambios radicales debe convidar generosa sus experticias, su inteligencia respecto de las “leyes estructurales” y todos sus saberes políticos, debe ponerlos en juego en una construcción teórico-práctica colectiva, es decir: debe estar predispuesta a la redefinición de sus experticias y sus saberes, en el terreno mismo de la praxis de las clases subalternas y oprimidas; sólo de esta manera podrá contribuir al reconocimiento de la complejidad del mundo sin degradar la reflexión, sin erigirse en una maquina grosera, pretensiosa e insensata.
  Necesitamos una izquierda que construya una cultura política más colectiva y artesanal que profesional, más participativa que escénica, una izquierda “situada”, que no “venga desde afuera” a traer conciencia, reflexividad sociológica, textualidades o proyectos. Necesitamos una izquierda que sea  emergente genuino de la solidaridad plebeya y del poder popular; que sea la manifestación orgánica de la capacidad de las organizaciones populares y de los movimientos sociales para gestar sus propios intelectuales y líderes, sus propios trayectos, sus propios proyectos.  Necesitamos una izquierda que en sí misma sea la constatación de que las organizaciones populares y los movimientos sociales se han convertido en sujetos educativos, que las organizaciones y los movimientos populares se han constituido en sujetos sociopolíticos activos e imaginativos, en escuelas de conciencia y lucha.
  Necesitamos una izquierda que asuma de una buena vez el carácter inseparable de los procesos de auto-educación, auto-conciencia histórica, auto-conciencia revolucionaria y auto-emancipación; una izquierda que haga posible que la teoría y la práctica crítica se conviertan en un ejercicio cotidiano de todos y todas. 




ANTICAPITALISMO Y AUTODETERMINACION


Algunas reflexiones
por Luis Zamora 


Una y otra vez reafirmamos la convicción que, de seguir imponiéndosenos –o aceptando– formas de organización capitalista del mundo, las condiciones de explotación y brutalidad que sufren la mayoría de los que lo habitamos continuarán acentuándose día a día tanto como se agudizará un proceso de devastación del planeta todo.
A las difíciles condiciones cotidianas de existencia –aberrantes para muchos– el capitalismo suma la amenaza de una catástrofe global.
Aunque es un dato abrumador de la realidad que, en ese tránsito al precipicio, sus expresiones, como el cambio climático, agreden en forma diferenciada a los pueblos pobres del planeta en relación con los que mejor están. Al Sur metafórica y literalmente hablando. Por ello a mayor “cambio climático”, es decir a mayor opresión y destrucción capitalista, podría decirse mayor necesidad de cambio social.
Como lo ha señalado Lowy, el capitalista es un sistema que “transforma la tierra, el agua, el aire, la naturaleza, los seres humanos en mercancía y que no conoce otro criterio que no sea la expansión de los negocios y la acumulación de beneficios para unos cuantos”. Ganancias empresarias o necesidades populares; lo que da ganancia frente a lo que necesitamos imperiosamente los pueblos.
Salvatajes a banqueros y empresas y profundas recesiones llenan los países ricos de desocupación y de ajustes en plena y profunda crisis del sistema. Y donde la economía crece, de acuerdo a sus parámetros, el
trabajo se precariza y flexibiliza y la explotación se agudiza mientras la exclusión de sectores importantes se instala ya de forma permanente, estructural.
Y ahí tenemos la tierra destinada a cultivos de soja transgénica para alimentar autos o cerdos –como ocurre en Argentina y en el Cono Sur frente al hambre que atraviesa a mil millones de personas. Y también
allí vemos la amenaza global: la tierra se erosiona, el medio ambiente se contamina, los pueblos deben migrar para ser recibidos, adonde vayan, por campañas racistas y discriminadoras. En la Cumbre de
Estocolmo del 2009 200 jefes de gobierno se reunieron supuestamente para tratar el drama del planeta que destruyen; 6.500 millones de habitantes ni siquiera fuimos informados y menos consultados sobre  los caminos a seguir. Pero de alguna forma lo permitimos.
La disyuntiva sigue planteada pero esas perspectivas impulsan la necesidad de explorar caminos donde los pueblos construyamos el poder necesario para transformar esa realidad que nos oprime, nos
lleva al abismo y por lo tanto nos llena de indignación movilizadora.
Caminos distintos a los ya recorridos donde no se logró alcanzar ese poder necesario para derrotar al capital, para avanzar en la construcción de una sociedad de iguales.
Se sabe, sabemos, que quedaron, sufrimos, duras derrotas. Sin embargo tozudamente, con una “voluntad optimista” los procesos populares parecen rescatar ricas lecciones, esa capacidad de seguir aprendiendo para poner al servicio del análisis frío y sereno del que también nos hablaba Gramsci.
Las propuestas clásicas de la izquierda del siglo XX sostuvieron – sostuvimos– y algunas todavía sostienen, que la tarea era la de construir partidos u organizaciones que participaran en las luchas para encabezarlas, lograr dirigir las organizaciones de los trabajadores, disputar el poder del Estado y desde allí –literalmente desde arriba– iniciar la destrucción del capitalismo y la construcción del socialismo.
Esas posiciones han ido perdiendo adhesión como consecuencia, entre otras razones, de las experiencias extraídas de los más importantes procesos de lucha del siglo pasado. Siguen siendo reivindicadas por
algunas agrupaciones, pero a la realidad hostil a la que siempre la clase dominante intenta llevar a las corrientes que la enfrentan se suma el proceso cuestionador de muchos luchadores y amplios sectores.
Combatir la autoproclamación, la tendencia a defender opiniones como certezas o directamente como verdades incuestionables, los programas que responden a todo y las estructuras jerárquicas que se edifican para custodiar esas verdades, son desafíos de la hora. En caso contrario se abre una enorme brecha entre las estructuras de las organizaciones políticas o político-sociales que así actúan con los sectores en lucha y
los pueblos en general, se pierde la oportunidad del aporte y el enriquecimiento recíproco y el de potenciar en definitiva la posibilidad de triunfo.
Desde ya no vemos ese proceso de sobreestimar la construcción de organizaciones de militantes como principal herramienta de cambio,  subestimando el rol de los pueblos en las transformaciones revolucionarias y en tanto ello lleva casi a sustituirlos. Y que en la práctica ha implicado priorizar la construcción partidaria por sobre el fortalecimiento de las organizaciones, especialmente las asamblearias, que trabajadores, jóvenes, pobladores han ido encontrando como forma de vincularse y tener poder frente a las grandes empresas y el Estado capitalista.
En los últimos años las luchas recurrentes contra el capital y sus instituciones o contra las consecuencias de sus políticas empezaron a mostrar elementos que quienes los llevan adelante exteriorizan, de
forma más o menos clara, más o menos confusa, un deseo de protagonizar, de tomar en sus manos, de decidir desde abajo, de no ser usados, de eludir nuevas frustraciones.
La llamada democracia representativa, mecanismo institucional con el que pequeñas pero poderosas minorías aseguran en muchas partes el dominio del capital –cuando no lo hacen directamente con feroces
dictaduras– está en crisis precisamente porque se extiende, por acción u omisión, el cuestionamiento a la representación misma al servicio del poder económico. La crisis de representación de la que tanto se habla y que recorre el mundo.
Desde hace tiempo nos sentimos parte militante de aquellos que intentan articular y autoorganizar luchas y acciones populares tratando de encontrar en la autodeterminación el poder que haga posible confrontar con éxito con el capitalismo, sus gobiernos y las consecuencias de sus políticas. Y allí aprender, experimentar, aportar ideas y prácticas, enriquecernos y potenciarnos colectivamente. Frente a la representación que ausenta a la mayoría supuestamente porque quienes re-presentan y están presentes son presuntos voceros de aquellos que ausentan, se alza el camino de la autodeterminación donde los que no tenían voz empiezan a tenerla; que no busca voceros ni intermediarios que hablen en su nombre; la presencia colectiva
puede dar el poder y la sabiduría para avanzar. Es que se trata de construir sociedades donde manden mayorías, donde democracia sea realmente gobierno del pueblo y parece que solo se logrará si la
mayoría protagoniza su búsqueda y en ella en forma asamblearia y horizontal decide y manda.
Frente al enorme poder económico, político, militar, cultural, comunicacional del gran capital, algunos pequeños pasos, experiencias embrionarias pero diseminadas por todos lados parecerían mostrar que
ese camino se está recorriendo.
Y quizás entonces el desafío puede ser respondido. Es que ¿quién podría enfrentar a ese poder con éxito sino pueblos con el poder que surgiría de su autoorganización, con el poder que construirían autodeterminándose, el que surgiría de tomar en sus manos esa lucha? Madrid, Barcelona, Grecia, Egipto, Túñez, Siria, el mundo árabe globalmente, Islandia, Chile, Inglaterra, muestran que en las luchas
existen elementos de esas búsquedas. “Democracia real ya”, gritan los indignados, “los jóvenes no pueden mandar en el país”, les dicen a los estudiantes chilenos. Dos veces en Islandia el pueblo decidió que la
deuda externa no se paga y que los banqueros sean juzgados. Es que además de los reclamos que enfrentan al poder económico y a sus instituciones políticas, la autodeterminación en sí misma es incompatible con el capitalismo. Una minoría no puede dominar si hay autodeterminación. Y la lucha del pueblo trabajador como ya planteaban los clásicos del socialismo no es solo por el poder del Estado sino también contra el poder estatal mismo. ¿No será así que podamos aspirar, como algo posible, a la concreción de un mundo
socialista que tenga las formas nuevas que los pueblos decidan darle?
Para quien analiza desde una práctica militante en pos de esa sociedad de iguales siempre está el riesgo de confundir deseos con realidades, pero también tiene que tener presente que sus reflexiones no surgen de
su cabeza sino de esa realidad de modestas prácticas que vive y lo rodea.
Prácticas populares, luchas y movilizaciones estimuladas por la bronca, la indignación y la angustia pero que a su vez contienen elementos de solidaridad, dignidad, alegría, rebeldía, democracia. Allí hay elementos de la fuerza política, cultural, social para derrotar definitivamente al capitalismo. Nos sentimos sin planos y tampoco pretendemos dibujarlos entre pocos. Había planos pero no son tiempos de calcarlos. Apostemos a que surjan de la autodeterminación y la autoorganización. Todos podemos aportar algunos aprendizajes de
nuestra propia experiencia y de la experiencia riquísima de más un siglo de luchadores y organizaciones que en el mundo enfrentaron al capital y sus instituciones tanto como podemos aprender de la frescura
de los que se lanzan a la pelea sin dogmas y con la cabeza abierta.
Intentemos pensar en voz alta. Eludir los microclimas y las certezas. Articularnos con otros que han venido luchando y reflexionando sobre los desafíos planteados a la izquierda. Existen numerosos movimientos
sociales, algunos más políticos que sociales o socio-políticos con actividades contestatarias o de resistencias micropolíticas. Muchos de ellos con necesidad de relacionarse con otros similares y pensando también en un accionar más general.
Un movimiento de cuestionamiento a la representación, a los partidos-dirigentes y por la autoorganización y la autodeterminación da señales en todos los procesos de lucha. Embriones del “mandar obedeciendo”. Desarrollarlos, defenderlos, promoverlos, aprender de ellos es el gran desafío para que los pueblos podamos enfrentar el salvajismo que el capitalismo extiende en todo el mundo sin que partidos o líderes o jefes o caudillos intenten atarnos las manos y convencernos una vez más que dependemos de ellos y no de nosotros.
En definitiva ya se dijo: “La liberación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos”.

POCHORMIGA Y LINO ROJO


por Gustavo Martínez
Escritor y militante gremial de ATE  y la CTA de Rosario.

POCHORMIGA

  Pocho era y es una hormiga, pero una hormiga muy pero muy especial. xploradora y a la vez Obrera (altamente calificada), sin mencionar, por supuesto, las tareas de organización interna de los hormigueros y las vinculadas con la capacitación de nuevos líderes comunitarios.
  En su trabajo de hormiga, localizó los cien lugares del Gran Rosario y del Cordón Industrial donde está el alimento y los materiales necesarios para la construcción del Hormiguero Nuevo, el Hormiguero Grande que otros soñaron: una verdadera Patria donde Todas las hormigas sean Hermanas.
  Pocho exploraba y señalizaba los caminos que recorría para que todas las hormigas honestas, dignas y luchadoras se fuesen encontrando, compartiendo sus conocimientos, sus experiencias en la construcción, compartiendo sus fuerzas y todas las reservas que empezaron a guardar cuando el Rey de los hormiguicidas pronunció aquello de que Hay que pasar el invierno (mientras aplicaba el plan del invierno eterno). "-
 ¡El invierno eterno no existe, si despertamos se va!"  -andaba gritando y predicando el Pocho con su Bicicleta.  - "¡Podemos y debemos construir la Primavera!!!", para eso usaba su garganta y su sangre esta   
Hormiga ciclista que pedaleaba y pedaleaba bajo la lluvia, contra el viento, cagándose de frío, de calor y de risa hasta llegar a la otra punta del camino que -para él- era apenitas el inicio de otro y otro.
  El Nosotros de Pocho era un nosotros mucho pero mucho más grande que el que podamos pensar y recorrer en auto o en tren. Era un nosotros como de doscientos idiomas, mil religiones y millones de fiestas de cumpleaños y pesebres. No se limitaba a las hormigas negras, rojas, cumbieras, tangueras, grandes, medianas, pequeñas, diestras, zurdas, chuecas. No, él creía en un mundo construido por hormigas granito a granito, donde pudieran vivir cómodamente caballos, grillos, perros, abejas, abogados, unicornios, dentistas, elefantes blancos, psicólogos, pastores alemanes y de los otros también. Y también tenía un plan secreto para vegetarianizar a los hermanos carnívoros e insectívoros, especialmente a los osos hormigueros que con la excusa del neoliberalismo, el fin de la historia y la cadena alimenticia colaboran con el exterminio de hormigas.
  Pocho exploraba y señalizaba los caminos, como decía, pero mientras tanto hacía el trabajo de obrera transportando pesadas cargas en su mochila que se vaciaba sólo para llenarse nuevamente con auténticos productos regionales.
  La mochila de Pochormiga era algo así como un muestrario de hojitas, semillas, boletines, afiches, revistas, y convocatorias de decenas de organizaciones de hormigas rebeldes y solidarias; y en un costado: mate, yerba, gomines, agenda, parches, torta asada o frita, solución y algún paquete de fideos (y una cebolla) para improvisar un guiso. Cada cosa que sacaba iba acompañada de una sintética, efectiva y muy demasiada particular explicación sobre los autores, sus objetivos y su forma de organización, y por supuesto alguna referencia a la necesidad de apoyar y/o trabajar en conjunto.
  En un acto convocado por el Encuentro de Hormigas en defensa de la salud pública (antes del asesinato de Pocho), Carlos del F. (una Hormiga periodista) nos contó que una hormiguita muy chiquita que acompañaba a su mamá en el reclamo desesperado de comida, había recibido como respuesta oficial una bala de goma en la pancita.
  Una bala en lugar de alimento, de caricias, cosquillas y mimos. Nos habló de lo tremendo de este hecho por lo simbólico y por cómo desnudaba la perversidad y la crueldad de los planes hormiguicidas.
Ignorábamos, en ese momento, que a las pocas horas, un 19 de diciembre a las 18y pico horas, en la escuela de uno de los hormigueros más pobre de Rosario, sucedería otro hecho cargado del mismo simbolismo.
  Esta vez no fue en la panza. Pocho no reclamaba comida para él, estaba usando su garganta como siempre, para predicar que el invierno eterno es un verso, que podemos y debemos construir la primavera, y exigiendo a viva voz a las hormigas que andan con armas y sin memoria (las que visten uniformes color azul mercenario que es el color más triste de todos) que dejasen de matar y reprimir a quienes deberían estar defendiendo.
  La garganta de Pocho era para eso, para intentar lo que para otros es imposible; y ahí fue el disparo, no fue a la panza. A la pancita va cuando pedís comida, cuando gritás por los otros va a la garganta.
  Hoy pasé por una de las tantas Asambleas de Hormigas, siguen preocupadas por hacerle entender a todas las otras especies cómo y quién era El Pocho, buscan y buscan traducir con palabras y gestos tanto amor y compromiso, tratan de encontrar algún sinónimo, algo que defina a ese flaco despeinado, ex-seminarista, profesor de filosofía, cocinero-murguero-delegado-campamentero-catequista-organizador de no se sabe cuántos grupos de Hormigas. Si bien sigue el debate (y seguirá), es una necesidad compartir lo que se dijo y también lo que me pareció y quise escuchar.
  Pocho era el Taller de Alas de Colibríes que canta Silvio Rodíguez. Era un horno de pan, era El Principito, parecía una carpa para dos personas pero cuando lo conocías era un camping cincuenta estrellas, era un despertador, un multiplicador de panes y guisos, un santo, era como Cristo, como el Ché, un amigo, un hermano, un compañero, El compañero, era como un padre, era el mate cocido calentito para el alma, el espejo para ver todo lo que nos falta comprometernos, un quijote en bicicleta que no perdía el tiempo con los molinos de viento, era el chef guisero de la solidaridad y la cebolla, era el puente, el durazno y el país de Mario Benedetti pero las tres cosas juntas, era el auto que te levanta en la ruta después de hacer diez horas dedo, era la viola de Santana, el charango de Jaime Torres, el violín de Peteco y de Becho, el bandoneón de Pichuco Piazzolla y Juarez. Que sé yo. Era todo eso El Pocho,  y no se fue: lo fueron, lo mataron, lo fusilaron, lo empalaron, lo crucificaron -como al otro flaco que nunca anduvo en bicicleta,  los mismos de siempre, los mismos que asesinaron, torturaron y desaparecieron a toda una generación de Hormigas.Y ahora andamos con el Pocho por las calles, cargándolo en las pancartas junto a Juan, a Yanina, a Graciela, a Marcelo, a Ruben, a Ricardo, a Walter y a todas las Hormigas ejecutadas, cargándolo en las pancartas porque se quedó sin sangre de tanto hacer el amor, como dice Varón.
  Eso sí, no era de los que se van así nomás, no te lo decía directamente, pero algo picando dejaba el muy guacho: En las chapas del techo de la escuela donde lo crucificaron alguna Pocheada se mandó. Seguro que esa mancha ahí arriba, el charco seco, es mucho más que eso. Tal vez un mapa, un sueño, una flecha que señala por donde va a llegar el fin del invierno o simplemente algunas tareas o notas de viaje, pero seguro que algo dibujado, escrito o manchado dejó para todas las Hormigas que formaban ese nosotros hermosamente grande que él palpaba, sentía y construía todos los días.
  El Tata Dios tendrá que bancarse andar esquivando los piolines de las carpas y soportar celestialmente a la más maravillosa música que es la murga ensayando hasta la madrugada, pero, a lo mejor, podrá enterarse a través de Pocho (si previamente el de allá arriba compromete su apoyo irrestricto e incondicional a la causa) quién es el que anda regalando lámparas  con un velero enorme adentro sin su permiso y quiénes son los que cuando todos duermen pintan en las paredes del cielo: los ángeles de lata, los chicos del pueblo, las luciérnagas,  las lucecitas,  los Juanes, las Juanas,  las Gracielas,  las Yaninas,  los Cañetes, los Maxi, los Dario, los Marianos, los Roberto, Las Silvias, los Bebes, los Rodolfos, las Sandras,  los perros y  los huesos, los ninguneados, los grillos de Campana, los chuecos, los lápices,  las Hormiguitas y los murguistas seguimos de pie y luchando.
No pudieron, Pocho  vive, es un grito que crece, un grito que no deja dormir a los verdugos, ni reir a los traidores

LINO ROJO
  Nosotros tampoco nos acordamos del olvido... como Armando... como un armando-nos de esperanza de hormiga después del paso del pie asesino.
  Hay listas de nombres que dicen mucho... Como las de diciembre...
No había que comer en el hormiguero en aquellos días. Muchas salieron a caminar por las calles. A encontrarse en las esquinas. A compartir la palabra, que se fue haciendo grito colectivo Porque el pan estaba ausente y ausente estaba la democracia y la justicia.
  Hay listas que hablan de esto, y de más también... Pero las listas no alcanzan para explicarnos algunas cosas... Por ejemplo: que otra y otra y otra vez en la historia, las hormigas mayores, (hormigas papás y hormigas mamás) despidieron los cuerpos de las hormigas mas chiquitas: Los padres no deberían estar en el velorio de sus hijos.
  En todos los asesinatos de diciembre esto fue así, padres enterrando a sus hijos, y esto dice algo más que la lista de aquel 19 y 20. Pero ... ¿¡ qué hace ese 15 en una lista con datos de hormigas muertas?! ¿De dónde salió ese numero, esa edad que la dibujamos cada vez que pasan las cosas lindas de la vida? Walter tenía 15, Marcelo tenía 15, Ricardo 16 ¡¡¿ dónde está el titular del gran medio dando cuenta que en aquel diciembre hubo quienes salieron a matar niños?!!

  David Moreno asesinado en Córdoba tenía... me da no se que ponerlo, pienso si es justo compartirlo, si realmente estamos dispuestos a escuchar la verdad como pueblo, y decido medio asustado que vale la pena intentarlo:
... David Moreno asesinado en córdoba tenía 13 años.
  Hay cosas que pasan y se convierten en símbolos que dicen más que los documentos y los noticieros... Dalis, la mamá de Chaio, que es como le decían a Pocho (y le siguen diciendo puertas adentro de la casa en Colonia Los Seibos, allá en Concepción del Uruguay), se levantó un día y se puso a construir unos canteros, rectos y torcidos los canteros, unos paracá y otros parayá, daba vueltas y vueltas construyendo esos canteros que se cruzaban, "andá y comprame esto", lino rojo era el pedido, y según me contaron fue Laura, una de las hijas, la encargada de conseguirlo.
  Lino rojo para los canteros que se cruzan, cosas de madre hormiga que se levanta temprano para poner a funcionar el tambo. Canteros rectos y grandes que se ven desde el avión y desde Rosario, (desde la terraza de la casa gris de Santa Fe no se ven), pero sí desde Rosario y desde arriba, desde muy arriba que es el abajo desde dónde mira el Pueblo.
  Dalis escribe la tierra, surcos que son huellas, surcos torcidos pero rectos que si uno levanta la cabeza dicen VIVE.
  Me contaron que el lino rojo floreció nomás como florece la lucha en nuestras calles. Le preguntaron si no le faltaba algo, el nombre, porque los canteros eran sólo 4 letras, VIVE, no hace falta dijo, “se lee”.
  Como la garganta de Pocho y el plomo que hizo más rojamentesangre su voz, más linorojo su grito , como ese plomo que le abrió esa gigantesca garganta que hablaba por todos sin palabras, escribiendo la tierra con su bicicleta, como eso que tantas veces hablamos, cosas que dicen más que las listas: como esos canteros y esa garganta hay nombres y hay apellidos, eso lo sabemos todos, como hay números y hay edades... Hay apellidos como Paniagua, apellidos que marcan a fuego a quien lo porta, quien no, alguna vez, bromeó con los apellidos y con Paniagua.
  En Entre Ríos, Eloisa Paniagua no llegó a conocer estas historias graciosas y casi siempre crueles de los apellidos, tenía 13 años cuando llegó diciembre y murió abrazada a un paquete de fideos.
Eloisa no entendió, ni nadie debe hacerlo, que en su apellido había una sentencia escrita muy arriba en los lujosos despachos oficiales y en ella estaba escrito que tenía prohibido los fideos... Tenía 13 años... y murió abrazada a un paquete de fideos, Paniagua era su apellido....
  Yanina tenía 18 y salió a buscar a su hijita de dos años, pero no se asusten que Yanina salvó a su hija. Eso sí la mamá de Yanina, Lila, enterró a su hija de 18 años que quería seguir viviendo, y como cada vez que una madre ve morir a su hija ni el abrazo de todas las hormigas juntas puede con ese dolor de mamáhormiga.
  La mamá de Yanina anda hormigueando en un centro comunitario, colaborando con sus manos, homenajeando a Yanina cada vez que le vienen las fuerzas para salir de su casa. Y eso es todos los días. La hija de Yanina La sigue esperando.
  Rubén quería muchas cosas, tenía 21, pero por sobre todas las cosas quería ver como su hija apagaba dos velitas. Sabemos todos como se pone el hormiguero cuando se cumplen dos años de vida. A Rubén lo mataron allá en la ruta y tuvo que faltar al cumpleaños de su hija que tanto esperaba...
  ...A veces el corazón golpea, a veces se para, a veces se cansa. A Graciela Machado le estalló el corazón de tantas ráfagas, tanto gas, tanta corrida y palos, tanto humo y cayó cerquita de dónde cayó Graciela Acosta.
  A las dos, que se fueron juntas, una de infarto y otra de bala, ahí en Villa Gobernador Galvez, a las dos la siguen esperando en la casa sus hijos.
  Los padres no deberían estar en el entierro de sus hijos, de eso sabe también la madre de Juan, y lo sabemos todos, y también lo sabe Catalina, su hermana, que cuando pide castigo pide por su madre que sabe que los padres no deberían estar en el velorio de los hijos. “Juan, corazón de oro”, escribió Catalina para homenajear la vida de su hermano.
  Gregoria dice que no puede decir muchas palabras ante la gente en las marchas y actos... que sólo le sale una: JUSTICIA, y su silencio aturde desde aquel 21 de diciembre del 2001 cuando un tirador especial de las TOE decidió “vaciarle el hipotálamo” a Walter y a sus 15 años.
  El Lino Rojo para Gregoria se llama Tuna y es verde, no es raro esto, porque las Tunas allá de donde son los Campos son de ese color. En la Tumba de Walter creció enorme una Tuna de Chaco, no de Rosario sino de Chaco, y cuando Walter se juntó con los otros asesinados en el sitio que Rosario destinó en el Cementerio para no olvidarlos , la Tuna lo acompañó para seguir creciendo para que todos tengamos una patria en la que los padres no estén en el velorio de sus hijos.
Nosotros tampoco nos acordamos del olvido como Armando como un armando-nos de esperanza de hormiga después del paso del pie asesino.
  Hay listas de nombres que dicen mucho Como las de diciembre. Pero también hablan los números 13, 15, 18, 16
no sólo mataron hijos, mataron niños. ¡¿Que más hace falta decir?!
  Un poeta del carajo, premio Nobel y todo eso, bien chileno el chabón intentó comparar la muerte de niños con algo.
  Él hablaba y sufría por la sangre de niños que había sido derramada en Madrid. Se ve, que como todos los poetas, quería reforzar esta imagen tan terrible con algo, con lo que sea... compromiso profesional que le dicen... Pero lo único que pudo escribir es que la sangre de niños corre como sangre de niños.
  Hoy por la mañana, hubo una marcha de hormigas para reclamar justicia y seguir construyendo un hormiguero nuevo, frente a los tribunales provinciales, pasó que a la lista de los nombres y edades se le sumaron las fotos de cada uno, tela blanca y pinceles del Mono y pintura prestada y las hormigas necesarias, y por esas cosas que cuando pasan pasan, aparecieron las manos y los brazos de los familiares para abrazarlos a todos juntos, y caminar todos juntos por estas calles sin justicia.
  La lista de esta mañana se volvió bandera con nombres, con las imágenes de la vida de cada uno, algunos medio seriotes... otros cagándose de risa como buenas hormigas, mostrándonos en las fotos que cada uno, a su manera, la estaban peleando.
  Hubo mucha charla desde tribunales hasta jefatura, mucha charla entre madres que saben que ningún padre debería estar en el entierro de su hijo, mucha charla de la vida de cada uno y mucha fuerza pa que no vuelva a suceder otra vez.
  Hace un rato, como a las 18: 30 en Plaza 25 de mayo empezaron a llegar hormigas de todos los colores y credos, festival de caras, caruchas, caretas, banderas, bombos, todos llegaron para marchar y seguir charlando de la vida y del pan que falta y del trabajo que no aparece y de cómo hacer para que la cosa cambie.
  Hasta plaza San martín se fue marchando y cantándole a la vida digna que nos merecemos, sin asesinos de niños conviviendo con niños.
  Y seguro que por más que se desconcentraron y se fueron la cosa sigue en toda la ciudad hasta que la democracia no sea sólo una palabra.

  No se, a lo mejor esta vez podemos empezar a construirlo.